¿Qué es la clínica con mujeres?
Escritos cierre prácticas y pasantías 2023
Nahomi Almendras, Constanza Vernal, Cindy Espina, Elena Carrasco & Emilia Larraechea
¿Qué es la clínica con mujeres? Por Nahomi Almendras
Al comenzar el camino de lo que sería la clínica con mujeres se me hizo una pregunta que creí podría responder fácilmente, la cual fue ¿Qué es ser mujer? Al intentar dar una respuesta me di cuenta de que tenía muchos pensamientos, opiniones e ideas sobre esa respuesta que pudiera ofrecer de lo que era ser mujer, ahí surgió para mí la primera interrogante de cómo es realmente el trabajo con mujeres y sobre todo como iba a ser mi clínica.
Como mencione respecto a esta interrogante de que es ser mujer, a través de este proceso puedo decir que no existe una respuesta clara, y probablemente nunca podamos tener alguna, somos en esencia única, creo que el concepto que conocemos hoy en día es más que nada un constructo social creado por otros pero vivido por nosotras, aquí es donde nuestro discurso se ve opacado, confuso y distorsionado, creo que más que una respuesta podemos pensar en metas dónde a mi parecer la más importante es la de derribar aquel constructo que menciono.
La importancia de la esencia única de cada mujer, en como buscamos la particularidad de la paciente en nuestra clínica, el saber cómo se siente y piensa a ella misma, acoger y alojar esa historia que trae cada una a sesión, junto esto a su vez el saber cómo acoger estos relatos correctamente, se entiende que, desde la hospitalidad, pero sin ofrecer un lugar seguro a priori.
Como practicante y aun estudiante se me era inevitable hacerme o hacer preguntas debido a mi falta de experiencia, algunas como “¿cómo se hace eso?”, “¿qué respondo?”, “¿qué debo decir y cómo debo intervenir?”, sabía que un espacio elegido por mi rodeada de mujeres sería mucho más cómodo y con el pasar del tiempo pude darme cuenta que era libre de preguntar, tenía la confianza de que no me estarían evaluando o juzgando si tenía dudas o necesitaba ayuda, para mí personalmente es único de la clínica con mujeres, se volvió una experiencia tan significativa al poder mostrar una parte de mí que consideraba frágil y vulnerable, al pensar que debida saberlo todo por mis años estudiando.
A nivel personal esto significó una especie de “libertad de movimientos” y de toma de decisiones, ya no estaba todo pautado ni reglamentado como en mi hasta ese momento mi única experiencia siendo universitaria, realmente el poder usar la palabra como herramienta tomó sentido con el pasar del tiempo, ya no debía intentar buscarle una explicación lógica a todo lo que escuchaba porque ya comprendía que es totalmente propio de cada una y que está marcado por las propias experiencias pero sabía que lo podía comprender mejor al estar en la misma posición de mujer que ellas, sabía que en cierta forma podía comprender lo que quejaban los distintos discursos de mujeres que quizás al expresarlo de distinta forma en el interior lo vivíamos igual, cuál sobre todo en este interior psíquico, que como se suele decir se entiende que la clínica significa, entre otras cosas, un enfrentamiento con el dolor psíquico.
Tocando otro punto importante dentro de Mujer y Palabra se encuentra la perspectiva de género, el haber realizado una clínica bajo esta posición y sumándole un modelo como el psicoanálisis, significo la enseñanza y olvido de muchas ideas o pensamientos que traía establecidas con anterioridad, la respectiva de genero llevada a la mirada psicológica implica una relectura del discurso, donde se le da un segundo sentido al relato mucho más amplio,
De forma que para mí la clínica, se transformó en una clínica donde la transmisión que se hace es mucho más íntima y singular de cada una, desde su subjetividad y vivencias.
Podría decir que una de las razones que esto es fundamental para el psicoanálisis es el hecho de que la paciente se vivencia a sí misma, desde un análisis profundo donde entre vemos a través de la escucha y la subjetividad como lo social antecede su discurso, poniendo a las pacientes en identificaciones que fueron dirigidas por otros y que las mantienen limitadas de cierta forma.
Por otro lado, a pesar de que la mayoría de mi práctica clínica desde lo teórico se vio reflejada por autores clásicos como Freud y Lacan, pude conocer todo un mundo de mujeres psicoanalistas y sobre todo las pioneras en este campo a la par de los autores clásicos, las contribuciones que hicieron desde su posición como mujeres nos acompañan hasta el día de hoy, la verdad sin todas las autoras que conocí y leí durante estos meses tendría una percepción muy distinta aun del psicoanálisis y su teoría. Pero claro, sin olvidar como la escucha, la práctica y lo ético es sobre lo teórico, aquí también surge el cambio que significo para mí la clínica, el hecho de que no todo es teorías y métodos teóricos.
Dejo una cita referente a esta temática del articulo ¿Qué es una mujer para el psicoanálisis?, que dice:
“no es que haya que escribir dos teorías o dos técnicas, porque es la misma, sino que hay que escribir una teoría distinta para cada una mujer que se encuentre en un proceso psicoanalítico. Es con ellas con quienes hay que escribir la teoría en cada caso”.
Descubrir juntas sobre su propia historia, las identificaciones que hace de esta y que a la vez yo también puedo reconocer, todo esto me da cuenta de cómo el dialogo hacia un otro es importante para poder pensar y “armar” algo entre la teoría y la historia de la paciente.
El poder dar cuenta de algo a la paciente y que a partir de ahí ella puede construirse nuevas preguntas en su análisis, que sus alcances no se limitan en reportar beneficios terapéuticos y alivios sintomáticos, sino que se expresan en transformaciones subjetivas profundas y en un cambio de discurso sobre sí misma, los otros y su historia.
A pesar de que yo me encontré involucrada en este nuevo proceso de hacer clínica con otras mujeres al mismo tiempo estaba realizando clínica a otras mujeres, es decir a la paciente que me acompañó en este proceso, en ella pude identificar un concepto muy particular que a mi parecer acompaña sobre todo a las mujeres incluso por mi propia experiencia, encontramos la problemática del ideal del yo, el no poder cumplir con las expectativas que tiene de ella misma y si aun así pudiera lograrlo sentiría que aún falta o lo que logro no es suficiente.
Menciono esto como parte de lo que he querido expresar en las líneas anteriores, ya que encuentro dos ideas aquí que se cruzan, por una parte, lo que ella quiere y por otra lo que otros quieren de ella, su forma de pensar y ver su propia vida se encuentra muy manchada por lo que los otros quieren o lo que ella cree que los otros esperan de ella, resultó muy difícil sacarla de ahí y probablemente no salió del todo, creo que para mí el que los pueda identificar identificarlos es el gran paso.
Durante muchas instancias pude ver y ser parte de esta resignificación del relato que ella traía en diferentes sesiones, ver su propia vivencia desde otros puntos de vista que ella misma integró a través de significantes de los que pudimos dar cuenta.
Otro punto importante respecto a la clínica con mujeres fue el espacio que se le dio a la supervisión de casos, nunca espere que ese espacio se convirtiera en algo tan fundamental en mi proceso, sin duda fue y es esencial para mi formación como clínica, el lograr resolver mis propias dudas y contribuir a resolver el de mis otras compañeras.
Como dije anteriormente el trabajo de la escucha fue lo principal en esta clínica analítica y a su vez esto se pudo lograr con escucharme a mí misma semana a semana ya sea en mi propio proceso psicoterapéutico e instancias como las supervisiones tanto individuales como grupales, donde en cada una de estas oportunidades además de escucharme a mí misma escuchaba a una a otra, donde podíamos pensar lo mismo y si no era así encontrar los puntos de unión de cada discurso.
El espacio instancias grupales abrió un aprendizaje colectivo entre todas, el poder escuchar a otras es poder escucharme a mí misma de cierta forma, al tener distintos puntos de vista te incita a un proceso de auto observación, así como la calma de las angustias que pude presentar en ciertos momentos.
Mientras hacía la creación de este escrito me comencé a preguntar si podría hacer otro tipo de clínica luego de esta experiencia que sin duda es tremendamente significativa para mí, ya que considero esta es, la de un trabajo únicamente con mujeres, es una posición que me hace sentir cómoda, tranquila y más confiada, pero por otro lado pienso que muchas más mujeres necesitan esta perspectiva, necesitan derribar o tensionar esos discursos que podrían ser no propios, por lo que una parte de mí desea seguir haciendo clínica con mujeres no necesariamente en un espacio separatista pensando en esta posibilidad de un mayor alcance en mi nueva forma de ver luego de estos meses lo que es una clínica que te escucha te acompaña, te acoge, te respeta y te entrega la confianza de ser quien tú eres.
Bibliografía
OSSA, A. D. L. P. (2006). ¿Qué es una mujer… para el psicoanálisis? (Desde la sexualidad femenina en Freud, hasta la posición femenina en Lacan). Desde el jardín de Freud, (6), 170-189.