La romantización del sacrificio de las mujeres

en la sociedad actual ¿perpetuación de las

lógicas de poder?


Por Francisca Gálvez Chandía


Ilustración: Alessandra De cristofaro


El imaginario social en el cual estamos insertas, sigue propiciando que pese a estar en el año 2023, se romantice el lugar del sacrificio de la mujer. Ahora lo llaman la “súper mamá”, “la súper Woman”, “mujer pulpo”, entre otros. Parece ser que es el nuevo imperativo de la época.
Aparentemente esa es “LA” forma de ser mujer hoy en día. ¿Efectivamente queremos serlo?
Lo anterior, no es más que lógicas de poder realizando nuevamente lo suyo. Se vanagloria las mujeres multi tasking, delegando nuevamente estos roles asociados al género, actualmente parece ser que se premia por eso.
¿Pero qué costo para esa mujer? ¿A costa de ella misma? ¿Qué lugar para el cansancio? ¿Hay lugar para no poder/querer más?
En la sociedad del rendimiento, según Byung Chul Han, donde, somos dueños de nosotros mismos y en la idea “poder con todo”, se cree que es eso lo que se quiere, pero a costo de una misma, costos principalmente psíquicos, “si uno lo quiere lo puede” y todos estos discursos epocales imperantes que circulan. ¿Hay lugar para no querer ese rol que impera? ¿Para la pausa? ¿Hay posibilidad de pausa para las mujeres?
¿Quién se hace cargo entonces si es lo que una “superwoman hace’?

A propósito de los roles de género, y las tareas que se le asignan a mujeres a nivel cultural y socio histórico. El romantizar estos lugares de más carga para las mujeres es que seguimos perpetuando las lógicas de poder, pero se cree que al hacerlo, somos “súper mamás” ”súper mujeres” “dueñas de nosotras mismas” “la que puede con todo” cuando parece ser un nuevo maquillaje del patriarcado y sus lógicas de poder. Que se crea que es “eso” a lo que aspira, lo que “debe hacer” una mujer cuando no es más que el imperativo actual.

La subalternidad de sexos, por ejemplo hombre-mujer sigue estando teñido de cómo se entienden los roles de género y las labores que se le delegan a las mujeres. En esta romantización o alabanza a que la mujer puede con todo. Se establecen nuevas relaciones de poder, por ejemplo, dentro del espacio privado, en el ámbito familiar, siendo las mujeres quienes dedican mayor tiempo al trabajo doméstico no remunerado, según la ONU mujeres 2022 “Las mujeres realizan al menos 2,5 veces más trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres”.


En base a lo que circula en nuestro imaginario social y si es que no se cumple con eso se está en déficit, algunas mujeres lo viven con culpa, otras con sentirse insuficiente, otras desde la comparación “si ella puede, yo también debería poder” “mi situación no es tan grave, tengo que hacerlo” “es lo que me tocó” “pese a no poder sigo igual” “debería poder con todo si es lo que una mamá debe hacer” frases como estas, me ha tocado acompañar.
Se puede dilucidar cómo los mandatos de género siguen operando, teniendo efectos en las mujeres, sobre todo, cuando hablamos de la sobrecarga mental, del trabajo no remunerado que como Mujeres desempeñamos. Es por esto, la importancia de la perspectiva de género, no solo en el ámbito terapéutico sino que, vaya ocupando más espacio y distintas aristas del contexto socio cultural en el que como mujeres estamos insertas.

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